ENTRENAMIENTO DE FUERZA Y LA REDUCCIÓN DE LA SENESCENCIA CELULAR EN MUJERES ADULTAS.
INTRODUCCIÓN
En la sección de hoy os traemos un ensayo controlado aleatorio (RCT), titulado “El entrenamiento de resistencia a la fuerza, pero no a alta intensidad, reduce la senescencia en las células T en sangre periférica en mujeres adultas que viven en comunidad ”, publicado en el 2019 en la revista “Journals of Gerontology Biological Sciences”, cuyo índice de impacto es de 4.510 perteneciente al 1º cuartil (Q1).
Antes de comenzar, me gustaría recordar que las investigaciones RCT son experimentos en las condiciones de control más ideales. Se realizan mediante asignación aleatoria individual, de forma que el investigador decide la exposición o no de los participantes usando el azar como criterio.
Nos podríamos preguntar; ¿Por qué hemos apostado por este tipo de experimento?
En los tiempos que corren, mucho se habla del sistema inmune y su relación con el ejercicio físico y/o nutrición. Pero la mayoría de las investigaciones que podemos encontrarnos son de tipo observacional, siendo bastantes escasas las experimentales, y más si cabe, con una muestra de mujeres adultas (>65 años) no institucionalizadas.
Comenzaremos definiendo un concepto clave como es la SENESCENCIA:
“Es el deterioro funcional que experimenta el sistema inmunitario con el envejecimiento”.
Recordad, que el funcionamiento del sistema inmunitario condiciona que se tenga o no un estado saludable, siendo también un excelente marcador de salud de cada individuo. Hipotetizando que la mayoría de las enfermedades (neurodegenerativas, ictus, infartos, obesidad, diabetes, algunos cánceres, autoinmunes..) podrían subyacer un mal funcionamiento de este sistema.
REVISIÓN DEL ARTÍCULO.
El objetivo de la investigación fue el de evaluar los efectos del entrenamiento de fuerza (variable independiente) durante 6 semanas, a diferentes intensidades, en comparación con el control sobre la composición de los subtipos de células T (variable dependiente) en sangre en mujeres adultas.
La muestra (nº de participantes) fue de 100 mujeres que vivían de forma independiente en comunidad. La aleatorización se estratificó por edad (65-74 y ≥75 años) y estado de salud.
En cuanto a los criterios de exclusión se tomó en cuenta que: No hubieran realizado E.F. en los últimos 6 meses (diferencia entre E.F. y A.F.). Que no estuvieran bajo un tratamiento de corticosteroides, ni padeciesen un deterioro cognitivo (la herramienta que se utilizó fue el Mini-Mental State Examination y si conseguían una puntuación <24/30). Además, de padecer algún tipo de discapacidad física.
En cuanto a las intervenciones, que quizá sea la parte que más nos pueda interesar como técnicos/as, entrenadores/as a la hora de llevarlo a la práctica:
1. Se comienza con un calentamiento de 10 ejercicios; 15 repeticiones sin carga externa/ejercicio; total de 5-10 minutos.
2. Frecuencia: 2-3 veces/semana.
3. Grupo Intensive Strength Training (IST): 6 ejercicios [3×10 (80% 1 RM) / 1´]
4. Grupo Strength Endurance Training (SET): 6 ejercicios [2×30 (40% 1 RM) / 1´]
5. Ejercicios seleccionados en máquinas: Empuje horizontal en sedestación, prensa de piernas, abducción y aducción de cadera en sedestación, remo en sedestación y tracción vertical.
6. Se valora el RM y se adaptan las cargas cada dos semanas.
7. Un dato a resaltar es que ambos protocolos estaba diseñado para que tuviesen el mismo volumen (la forma, un tanto peculiar, de hayarlo es: X%RM [series X repeticiones].
8. Grupo CONTROL: Realiza un entrenamiento de “flexibilidad”. 3 series x 10-12 (30”) estiramientos pasivos/estáticos. Objetivo principal: Adherencia al estudio.
Añadir que todas las sesiones fueron supervisadas por un instructor para minimizar el riesgo de lesión y asegurarse de la correcta realización de la técnica y la carga propuesta para el ejercicio.
Los resultados que se obtuvieron tras 6 semanas de intervención, fue que el grupo que trabajó la “resistencia a la fuerza”(SET), redujo significativamente las células T propensas a la senescencia en comparación con el grupo CONTROL.
Los investigadores nos comentan que posiblemente los protocolos de entrenamiento con un alto número de repeticiones, con una resistencia externa suficientemente alta, pueden favorecer la reducción de células propensas a la senescencia en mujeres mayores.
Un apartado a tener en cuenta cuando leamos estudios científicos es el de conflicto de intereses. En este caso en particular, ninguno de los autores tiene ningún conflicto de interés con ninguna entidad.
CONCLUSIÓN
De cara a llevarlo a nuestra práctica en el día a día, vemos como cada vez hay mayor cuerpo de evidencia respecto al entrenamiento con “alta intensidad” respecto al de intensidad “moderada” (la intervención clásica ha sido el entrenamiento aeróbico en cicloergómetro), para la mejora del sistema inmune con el objetivo de reducir la inmunosenescencia.
RECOMENDACIONES
Si eres profesional del ejercicio físico y la salud o simplemente estás interesado en la materia, te recomiendo encarecidamente la lectura de las siguientes revisiones:
- Campbell JP, Turner JE. Debunking the myth of exercise-induced immune suppression: Redefining the impact of exercise on immunological health across the lifespan. Front Immunol. 2018;9(APR):1-21.
- Duggal NA, Niemiro G, Harridge SDR, Simpson RJ, Lord JM. Can physical activity ameliorate immunosenescence and thereby reduce age-related multi-morbidity? Nat Rev Immunol [Internet]. 2019;19(9):563-72. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1038/s41577-019-0177-9
- Nieman DC, Pence BD. Exercise immunology: Future directions. J Sport Heal Sci [Internet]. 2020;9(5):432-45. Disponible en: https://doi.org/10.1016/j.jshs.2019.12.003
ARTÍCULO ORIGINAL:
Cao Dinh H, Njemini R, Onyema OO, Beyer I, Liberman K, De Dobbeleer L, et al. Strength Endurance Training but Not Intensive Strength Training Reduces Senescence-Prone T Cells in Peripheral Blood in Community-Dwelling Elderly Women. Journals Gerontol – Ser A Biol Sci Med Sci. 2019;74(12):1870-8.